jueves, 29 de marzo de 2012

Linda e infinita. Intento cansarme de tu cara, pero a la funda de mi almohada todavía la olfateo igual que a tu cuello.  Llega este momento del día en el que no te puedo tomar con café, me dejas de cama y me pregunto que hubiese pasado conmigo si te hubiese visto una vez más.
Mi cuerpo tiembla reflejo de tu ojeada en la oscuridad, no sé como agotar esa chispa, vos mirándome fijo, los chocabas por más que la habitación haya estado más oscura que el posillo, y yo respirando con traba al tenerte arriba de mi pecho haciendo peso. Me dejaste las piernas marcadas, tu cicatriz no me la voy a poder camuflar hasta que otra me saque las medias.
Apuesto unas pestañas que si hubiese tenido con vos dos camas más, tus problemas con los dientes apretados o tus celos que ponen a cualquiera boca abajo en una bañera, quizás también tus risitas eternas y tus ojos nunca sorprendidos, me hubiesen terminado por agotar Pero como nos faltaron unas horas juntas para completar el ciclo, hoy no hay quien me haga un lavaje de estomago.
Me dicen que canalizo mi necesidad extrema de atención en vos, pero a mi que no me vengan con el chamullo de sesión. No sé si tenes olor a capricho o compartimos el perfume, pero me tomaste terrenos en la sien. Con vos, soy yo contra yo, Vos tampoco Nadie está tratando de que no circule. ¿Qué voy a hacer conmigo? Empezar a acordarme de dormir, para empezar, estaría bien y después quizás siga con un solo pucho al día. 






¡Layla me tienes de rodillas!