jueves, 3 de mayo de 2012



Busco en la que me tiene en su cama pero que a la mañana siguiente, cuando acomoda las sabanas, borra toda huella que dejé, en la que sé que si me subo a ella, me voy a caer pero aun así insisto para mantenerme al filo. Busco una cachetada, busco la emoción, no pienso si me van hacer sentir como un inodoro de baño público o me van a dejar caminando al costado, el calificativo viene después. No paso chance al trato sano, no me sirve algo que me suba a la sensatez: la conquista, la rutina que alimenta, la relación que sostiene, no me interesa, siempre todo tiene que llegar por el camino quimérico para que relampagueen mis ojos. Lo que no está en mi mano es lo que me agita, puedo tener todo pero nunca puedo encontrar algo que supere la emoción de la conquista, cuando lo tengo me hace bostezar y abro mi mano, y si todo camina con dos pies, mi mano se duerme. El sentido en lo que no está bien, en lo que pone los ojos rojos. No sé que como se sienten las mariposas, si sé cómo se siente el peso dos vacas en el pecho y unas cuantas hormigas en piernas con miel.